Descansar adecuadamente es clave para tener un buen estado de salud. Es un hecho que las alteraciones en el sueño afectan al sistema inmunitario, lo que provoca fatiga y estrés, una importante pérdida de bienestar general. Todo esto aumenta la probabilidad de perder cabello.

El sueño, clave para regular el nivel de estrés

Una mala calidad de sueño puede desembocar en estrés, uno de los desencadenantes más comunes de la pérdida de cabello, junto a las causas hormonales y las genéticas. Pero descansar mal y poco también puede estar detrás de distintos tipos de caída de pelo que, aunque tienen particularidades, comparten un factor común, el estrés:

• El efluvio telógeno es una caída de cabello difusa que afecta sobre todo a las mujeres. En esta tipología se incluye la alopecia nerviosa, un tipo de calvicie temporal que tiene buen pronóstico, puesto que se recupera el pelo poco a poco a medida que se rebaja el nivel de tensión. 
• La alopecia areata, enfermedad autoinmune que tiene como desencadenante más habitual el estrés. Provoca la aparición de calvas en forma de moneda, de distintos tamaños. Puede afectar a la cabeza, a las cejas y a la barba.
• Una época de ansiedad y poco sueño puede derivar en tricotilomanía, un trastorno psiquiátrico que desarrollan personas con predisposición. Así, la persona manipula su pelo de forma compulsiva hasta arrancarlo, originando la pérdida de densidad por zonas y hasta la aparición de calvas.

En resumen, todos estos tipos de caída de pelo son diferentes entre sí, aunque pueden tener un factor común: el estrés. 

La falta de sueño puede influir en la salud capilar

Dormir bien y las horas suficientes es clave para la recuperación física y la regeneración de nuestro organismo, así como para la resistencia física y psicológica. Por tanto, para que el cabello crezca fuerte y sano es importante tener un correcto descanso de forma regular.

El hábito de no dormir lo necesario puede provocar el debilitamiento de los folículos pilosos, así como afectar a la secreción de hormonas. Por esta razón el pelo puede mostrarse débil, seco y sin brillo. Hay que tener claro que una época durmiendo mal no siempre va a desembocar en alopecia, pero sí puede provocar una pérdida de densidad capilar.

Para solucionar una caída de cabello provocada por el insomnio es fundamental mejorar la calidad del sueño. Para ello se deben adoptar hábitos saludables, como acostarse y levantarse a horas similares, no dormir durante el día, cuidar el espacio en el que se va a descansar, hacer cenas ligeras, evitar estimulantes como el café, el tabaco o el alcohol, realizar actividad física diaria, establecer un ritual previo al sueño (tomarse una infusión, leer o darse un baño), etc.

Además, este cambio de rutinas se puede complementar con tratamientos capilares. Estos cuidados dermatológicos están pensados para fortalecer el cabello y, a diferencia de los farmacológicos (Minoxidil, Finasteride), no tienen efectos secundarios. Son ejemplo de innovación orientada a la salud capilar, como es el caso de la mesoterapia capilar (MesoHair, para la bioestimulación y nutrición) o el Plasma Rico en Plaquetas (PRP) (para la rehabilitación y fortalecimiento de los folículos). Asimismo, el láser de baja frecuencia estimula la circulación capilar y mejora la calidad general del cabello.

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