Alopecia, una enfermedad multifactorial

Alopecia, una enfermedad multifactorial

La caída del cabello afecta a la mayoría de los hombres. Es más, un cuarto de la población masculina ha perdido algo de pelo a los 25 años. A los 50 ya lo ha hecho la mitad, y a los 70 es un 70% el que ha sufrido pérdida capilar. Se trata de la alopecia androgénica, una afección progresiva que también afecta a las mujeres (cerca del 10% la padece en algún momento), que tiene causas genéticas y hormonales.

Pero los problemas de salud capilar que desencadenan la caída del cabello pueden obedecer a muchas más causas y, sobre todo, muy variadas. Las condiciones ambientales, el estrés, la alimentación, las costumbres capilares, los traumatismos… por eso es muy importante un diagnóstico personalizado. Identificar con precisión la causa de la caída del cabello es esencial para frenarla con éxito.

Alopecia, una enfermedad multifactorial

El diagnóstico personalizado, clave para frenar la alopecia

Sin duda la piel y por tanto el cuero cabelludo y el cabello reflejan nuestro estado de salud y, en muchas ocasiones, de ánimo. Por eso hay tantos factores que pueden desencadenar una alopecia o problemas que, si no se solucionan a tiempo, provocan la pérdida de pelo.

Las causas más frecuentes de la caída del pelo nos muestran que es una enfermedad que puede obedecer a múltiples factores, y presentarse varios a la vez. Como decíamos, la predisposición genética suele ser la causa de más peso, porque en buena parte de los casos la alopecia se conforma como una enfermedad hereditaria.

Pero además, los cambios hormonales en las mujeres (embarazo y menopausia) provocan caída de cabello. En el primer caso es reversible; al recuperar el estado habitual pasado el parto, el cabello suele volver a crecer con normalidad. En el segundo, la alopecia dura más y exige aplicar tratamientos para recuperar la salud capilar. En este sentido, los problemas de tiroides también pueden desencadenar alopecia areata.

A esto hay que añadir algunas enfermedades autoinmunes, como sucede con el lupus, y otras como la diabetes también puede comprometer el cabello. En estos casos lo que se detecta es una pérdida de densidad y de volumen, hasta el punto de causar el conocido como efluvio telógeno.

Alopecia, una enfermedad multifactorial

Además, los hongos en el pelo y otras afecciones dermatológicas pueden causar la caída en forma de parches, pero es una alopecia temporal que se soluciona cuando finaliza la infección. Lo mismo sucede con la dermatitis seborreica y otras afecciones como el eccema o la psoriasis. La clave siempre está en poner remedio a estas enfermedades, para así detener la caída del pelo y recuperar finalmente el estado anterior.

La tricotilomanía, un trastorno psicológico por el cual el paciente tira o directamente arranca cabello, así como malos hábitos como peinados muy tirantes, uso de gorros muy apretados, cascos, etc. también pueden provocar la caída. En este último caso hablamos de alopecia por tracción. Además, hay que tener en cuenta que tratamientos como tintes y decoloraciones muy agresivas pueden tener consecuencias como el debilitamiento y la rotura del cabello.

Asimismo, algunos medicamentos pueden estar detrás de una mala salud capilar y de la pérdida del cabello. Además de los tratamientos más agresivos, como la quimioterapia y la radioterapia, algunas dosis de medicamentos contra el cáncer, la depresión, la artritis, las patologías cardíacas, la gota o la tensión pueden presentar como efecto secundario la caída capilar. Por norma general, cuando se suspende el tratamiento el cabello recupera su ritmo de crecimiento.

El estrés es otro de los factores que complican nuestra salud capilar y pueden ocasionar alopecia. Es frecuente notar un adelgazamiento del pelo hasta algunos meses después de un shock, ya sea físico o mental. La buena noticia es que esta pérdida de cabello suele ser reversible. En general, el efluvio telógeno motivado por el estrés suele solucionarse por sí mismo cuando mejora el estado emocional, aunque es buena idea intentar mitigar los daños y estimular el crecimiento de nuevo cabello con tratamientos capilares como el Plasma Rico en Plaquetas (ActivePlasma), la mesoterapia capilar mesoHAir+ o la fotobiomodulación.

En resumen, no hay una única solución para frenar la caída capilar, puesto que suele obedecer a múltiples causas. Por esta razón estudiar al detalle las particularidades de cada paciente es un paso imprescindible para tratar con éxito la alopecia. Medicamentos como Minoxidil o Finasteride son eficaces en muchos casos, también aplicados conjuntamente con los tratamientos capilares anteriormente mencionados. Además, suplementos vitamínicos, en especial aquellos que contienen biotina, pueden resultar de mucha ayuda. En cualquier caso, debe ser un médico especialista el que determine qué hay detrás de tu pérdida de cabello y cómo ponerle fin. Sin embargo, conviene recordar que el trasplante capilar es la única solución definitiva contra la alopecia.Contacta ya con Insparya y recibe un diagnóstico gratuito y 100 % personalizado.